La niña interna es uno de los arquetipos esenciales en el camino curativo de toda mujer. En este se encuentra la huella de la niña que fuiste, que al quedar grabada en la psique y el cuerpo pasa a llamarse niña interna.
Según cómo te sentiste tratada y cuidada de niña, tu corazón aprendió que podía confiar en el mundo o, por el contrario, creó defensas para protegerse de él.
Esta forma defensiva de relacionarte con el mundo perduró hasta la vida adulta, por lo que en muchas ocasiones es probable que pensamientos, sentimientos y reacciones actuales ante situaciones difíciles vengan de la niña interna y no desde la adulta que eres hoy. Por ejemplo, cuando te sientes no considerada o tratada sin cariño, puede despertar en ti una rabia visceral que te lleva a confrontar violentamente a quienes despiertan estas sensaciones tan dolorosas. La rabia emerge como una forma de defender a la niña herida.
Lo que resulta muy difícil cuando no sabemos que lo que nos pasa viene desde una niña que a través de la adulta intenta comunicar al mundo su dolor y su deseo de reclamar lo que no tuvo en el pasado.
Esto puede ocurrir con la pareja, los hijos, los hermanos, las amistades, etc. Con todas las personas que puedan estar lo suficientemente cerca de ti como para activar el dolor de tu herida. Lo que te lleva a sentirte de una manera similar a la que experimentaste cuando niña.
El dilema surge cuando la herida de la niña que fuiste sigue doliendo y las estrategias que ella creó siguen siendo usadas por ti, de manera que traen un gran costo para tu vida y tus relaciones sin tener consciencia de todo ello.
Es clave que en el tránsito de tu camino curativo, puedas desarrollar la consciencia dual que te permita diferenciar a tu niña interior de la adulta que eres.
La niña es una parte de tu historia con ciertas cualidades y heridas. La adulta es quien eres hoy con todas las posibilidades y de no haber consciencia dual, la niña puede secuestrar emocionalmente a la adulta quien vivirá los efectos emocionales del dolor de la niña.
Desde tu adulta puedes mirar a la niña que fuiste (ya sea en una fotografía o al visualizarla cerrando tus ojos). Para comprender todo lo que ella tuvo que atravesar, generando la herida de no sentirse amada o cuidada como lo necesitaba en ese tiempo tan frágil. Solo de esta forma podrás reconocer las corazas de tu niña, que son las estrategias que ella creó con tal de protegerse del dolor.
Mirar a la niña desde la observadora interna, ayuda a generar una distancia saludable entre las reacciones de la niña y las posibilidades de reacción de la adulta.
¿Cuáles son las señales de que aparece la niña interna y ocupa el lugar de la adulta?
- En lugar de lograr acuerdos en tus relaciones, ejerces reclamos para tener lo que necesitas.
- Sientes que no tienes la capacidad de marcar límites saludables y asumes una actitud condescendiente ante los demás.
- Buscas ante todo agradar y ser querida, ignorando tus opiniones diferentes a las demás personas.
- Te sientes incapaz de sostenerte por ti misma, con dificultad para generar recursos para tu vida. Necesitas que alguien más te sustente.
- Siempre prefieres tener la opinión externa para saber qué hacer ante las circunstancias.
- No sabes qué hacer con tu vida, ni tienes claro a qué quieres dedicarte.
- Te ves con dificultad para gestionar tu día a día en cosas domésticas como: cocinarte, organizarte, asearte, etc.
- Tienes reacciones emocionales intensas que resultan difíciles de regular.
- Cuando no tienes lo que quieres, confrontas y se genera un conflicto muchas veces de gran intensidad.
- Necesitas sentirte validada y aprobada por los demás, de lo contrario aparece la inseguridad.
Esperando que esta información te haga mucho sentido, te dejo un abrazo con mucho cariño, Ximena.