Estamos conectadas a la historia infantil que vivió nuestra madre, y así también a la de todas las mujeres que la antecedieron. Llevamos las heridas de sus niñas internas en el corazón, y repetimos las corazas que ellas mismas crearon para protegerse de ser heridas nuevamente. Esto ocurre debido a nuestra alta fidelidad al linaje femenino, con el cual nuestro inconsciente se identifica con mayor fuerza.
Sin embargo, la repetición de las heridas y corazas, ocurre siempre y cuando, las mujeres anteriores no hayan podido resolver su dolor, y este permanezca inconcluso.
Aquellas heridas profundas de infancia que no fueron sanadas por la madre y nuestras ancestras, nos movilizan desde el inconsciente, a través de un conjunto de patrones que nos enmarañan, enferman e incluso atormentan.
Cuanto menos lúcidas somos de estos, tendrán mayor fuerza para movilizarnos desde el inconsciente familiar. Conduciéndonos a repetir historias que nos traen dolor o bloquean nuestra posibilidad de crecimiento. Si seguramente revisas la historia de tus padres con detenimiento, puedes ver que la herida de tu niña interna, resulta idéntica a las de su historia infantil. Hay una fuerza sistémica que las replica.
La lucidez implica conocer las heridas que heredamos y sus consecuentes patrones emocionales, asumiendo la fuerza que por sí mismos tienen para movilizarnos. Este proceso permite que en el instante en que controlan el comportamiento del presente, podamos hacer una elección consciente hacia aquellas formas de ser que promueven la madurez emocional.
Esto es parte de sanar, hacernos lúcidas y despiertas en cuanto a las heridas que hemos heredado. Desde este lugar la herida emocional deja de controlar la vida.
Dice Ann Ancelin la madre de la psicogenealogía “Somos menos libres de lo que creemos, pero tenemos la posibilidad de reconquistar nuestra libertad, y de salir del destino repetitivo si comprendemos los lazos complejos que se han tejido en nuestra familia.”
Mirar el dolor de nuestras antepasadas
También sanamos las heridas que recibimos de las mujeres de nuestro linaje cuando simbólicamente miramos su dolor. De esta manera al darle lugar al dolor escondido en el pasado del sistema familiar desarrollamos la observadora lúcida interna quien mira a aquellas niñas internas de su madre y abuelas para decirles: “veo tu dolor”.
La paradoja curativa es que para diferenciarnos de las heridas emocionales de nuestro linaje femenino, necesitamos integrarlas, verlas, reconocerlas, mirarlas y honrarlas. Solo así podemos ser libres de revivir el dolor del corazón herido de nuestro linaje femenino.
Este movimiento nos permite comprender que no necesitamos cargar el peso de las heridas emocionales del sistema, este es una carga demasiado pesada para nosotras.
No traicionamos a nuestras antepasadas cuando decidimos sanar. No dejamos de pertenecer a nuestro linaje cuando elegimos vivir una vida sin la repetición de las cargas familiares.
Toda la consciencia que traemos para nosotras mismas, se irradia hacia el resto del linaje. Todo aquello que como sucesoras sanamos en nuestra vida, honra todo lo difícil que tuvieron que atravesar ancestras y ancestros.
Para ello necesitamos ser conscientes, que hoy tenemos múltiples oportunidades de sanación que nuestras antepasadas y antepasados no tuvieron. Construir lucidez, por lo tanto, es habitar cada una de estas oportunidades de sanación.
Te presento algunas de las heridas emocionales más características de la infancia. Te invito a sentir cuáles resuenan más contigo, ya que probablemente se entretejan con otras que aquí no están incluidas. Es muy posible que si las viste en tu linaje femenino, también estén presentes en ti.
Herida de abandono: Conlleva a sentir que la ausencia de tus cuidadores marcó tu infancia, creciendo con un profundo sentimiento de soledad. El abandono no necesariamente es una experiencia concreta de la vida, existe el abandono emocional donde la niña interna experimenta que sus necesidades emocionales no son cubiertas, por lo que solo se tiene a sí misma. Desde esta vivencia, desarrollamos una coraza protectora para alejarnos del dolor por la falta del calor materno y paterno, que a la vez nos priva de vincularnos de una manera profunda e íntima con otras personas a lo largo de la vida. El corazón se cierra y es difícil confiar, puesto que la niña interna se siente traicionada y abandonada por los adultos que debían amarla.
Sentimiento: desolación.
Coraza: aislamiento y desconfianza.
Herida de insuficiencia: Sentir que no fuiste suficiente a los ojos de mamá y papá. Que posteriormente te lleva a sentirte insuficiente con el mundo y no merecedora de aquello de lo que los demás gozan. Entrando en una constante actitud de comparación con los pares, ante la cual siempre terminas por mirarte en menos. Si no te sentiste suficiente para ser amada, entonces desarrollaste un personaje “el falso yo” que desde tu comprensión es mejor que el yo real. Por lo tanto, la estrategia del falso yo, lleva a vivir en una disociación permanente. Viviendo como una persona que no se siente auténtica.
Sentimiento: Comparación y autodesvalorización.
Coraza: Falso yo.
Herida del amor ciego: La causa fundamental de esta herida, es haber visto a mamá sumergida en un profundo dolor. A causa de esto nuestra niña interna, anhela con todas sus fuerzas que mamá esté bien, por lo que aprende que sacrificándose a ella misma. Puede ocupar su energía en promover activamente la felicidad de mamá. Lo que ocurre tanto a nivel consciente como inconsciente. Este último es el que puede traernos más sufrimiento a lo largo de la vida, puesto que estaremos dispuestas a dar la vida por mamá con tal de que ella este bien. Cuando se carga esta herida el alma repite internamente “yo por ti mamá”. Es un autosacrificio, que lleva a que la relación madre hija sea un peso para la vida.
Sentimiento: Necesidad de salvar a mamá.
Coraza: La hija perfecta y la mujer perfecta.
Espero que este artículo te sea de inspiración. Si así lo deseas puedes compartirme tu sentir en los comentarios y feliz te leo.
Con amor inmenso, Ximena.
2 comentarios en «Heridas emocionales heredadas de nuestro linaje»
Que belleza de artículos cuanto poder