Maternarse a sí misma es cuidar de los espacios habitados con suma lucidez, bien administrando la energía vital y creando belleza naciente que nos inspire. Es una filosofía de vida, que nos impulsa a mantener nuestra salud en todos los niveles y a expandirnos en el más pleno potencial.
Manifestado esto, te comparto 9 hábitos diarios para maternarte, que una vez integrados en tu vida, consolidarán una base a través de la cuál poder cuidar de ti misma desde la vitalidad y la madurez emocional.
Sin duda, estos hábitos pueden ser una base para posteriormente integrar otros que sientas como importantes para ti, consolidando un estilo de vida regenerativo y profundo. En el que día a día hagas algo para mantener tu fuego interior siempre encendido.
Aquí vamos.
1. Marcar los límites que nos resulten importantes y necesarios:
No podemos cuidar de nosotras mismas si no tenemos el espacio suficiente para hacerlo. Por lo tanto, primero que todo necesitamos asumirnos como mujeres adultas merecedoras de espacios personales en los cuales cuidarnos y cultivarnos con tiempo y dedicación. Aquí es clave fortalecer cualidades internas como la intuición y la capacidad de tomar decisiones basadas en esta, escuchando cada una de las señales de mi cuerpo, como un lenguaje esencial a aprender para toda la vida.
2. Practicar la meditación diaria:
La forma suprema de aprender a identificar a tiempo los patrones no saludables que nos acechan, es enraizar una práctica personal que nos mantenga despiertas para tomar decisiones basadas en la madurez emocional. La meditación diaria, es una herramienta para la mente que nos ayuda a bajar el ruido, aprendiendo a focalizarnos en un sólo punto de atención. Esto nos entrega la base necesaria, para cultivar las cualidades mentales, fortaleciendo la concentración y así mismo disminuyendo fervientemente los niveles de ansiedad y angustia.
3. Mantener mi altar o mi espacio sagrado:
Nos sentimos mayormente conectadas y enraizadas a la vida cuando comenzamos a tomar medidas para mantener el fuego del hogar interno siempre encendido. Conservar siempre un altar personal en los espacios que habito refleja mi capacidad de sostener el santuario de habita dentro de mí. Un altar puede ser tan simple como tener una fuente a la que mantengo con agua limpia constantemente, lo esencial es preguntarme ¿qué elementos me mantienen conectada a la divinidad? y según mi verdad y lo que a mí me haga sentido mantener este espacio vivo y limpio en mi entorno.
4. Mantener un vínculo con la naturaleza:
Tener contacto constante con la naturaleza como un hábito de vida, nos entrega el enraizamiento necesario para mantener la salud emocional y el equilibrio interno. Estar en la naturaleza regenera nuestro paisaje interior, y nos permite retornar a la salud de manera instantánea. La naturaleza nos ayuda de dos maneras esenciales, primero limpia nuestra energía liberándonos de cargas emocionales que no han podido ser depuradas y así también, nos nutre con la energía vital necesaria cuando nos encontramos agotadas y desvitalizadas. Nuestra alma se espeja en la fertilidad y verde exuberante de la Madre Tierra y se reconoce a sí misma en el paisaje que los ojos contemplan. Te invito a descubrir ¿cuáles son los paisajes que tu alma necesita hoy para regenerarte a ti misma?
5. Practicar rituales de autocuidado:
Otorgarnos días programados para darnos mimos de belleza y autocuidado, nos permite asentar la idea de que merecemos y necesitamos tiempo de valor con nosotras mismas. Sanando con esto, cualquier resabio de culpa que aparezca por hacerlo. Estas prácticas pueden variar enormemente y pueden ser desde cuidar la piel de mi rostro, masajear mi cabello u obsequiarme un día de spa. Realizar acciones tangibles que me muestren la idea de que necesito invertir tiempo en cuidar de mí misma, me lleva a reconocer el trabajo que día a día realiza el amado cuerpo.
6. Mantener mi entorno limpio, ordenado y plagado de belleza inspiradora:
Sea donde sea que me encuentre viviendo, y sea un par de días o un año, es de suma relevancia cuidar el espacio que habito manteniendo una rutina de limpieza. Esto conserva mi mente fresca, permitiendo tener claridad de mi estado actual y mis próximos pasos a dar. Los monjes de muchos monasterios realizan el acto de limpiar su espacio al alba como una meditación activa cuya práctica mantiene sus mentes ordenadas, frescas y focalizadas. Te invito a dejarte acompañar por una música que te relaje y te lleve a la absoluta presencia, y mientras limpias tu lugar, que cada movimiento que realizas sea con suma presencia.
7. Destinar tiempo para retirarme del día y NO HACER:
En épocas cargadas de sobreestimulación e información, resulta esencial otorgarme un momento del día para estar solo conmigo misma en absoluto vacío. No necesito hacer cosa alguna, ni pensar en nada en particular, lo clave en esta práctica es desapegarme de las intenciones, las búsquedas y mi necesidad de ser productiva. Esta es la sagrada práctica de mirar el techo y no pensar. Y si ya hemos sido capaces de integrar la práctica meditativa diaria, entonces el arte de cultivar el no hacer, sin dejarnos inmiscuir por pensamientos tóxicos, será cada vez más orgánica y natural.
8. Destinar tiempo a realizar trabajo personal y sanar las heridas de la niña interna:
Si traigo heridas profundas con mi madre, difícilmente podré hacer de mi vida un acto regenerativo sagrado. Sanar la herida primaria de mi historia, es una base esencial para posteriormente sostenerme a mí misma y arraigarme a la vida con entereza. Sin duda, la forma en que mi propia madre se cuidaba y la manera en que yo me descubrí siendo cuidada por ella, formaron una idea de cuánto valgo como ser humano y como hija. Y aquí está nuestro punto esencial. De tener a la base creencias de no merecimiento, ser insuficiente o sentir que hay algo malo consigo misma, probablemente todos los puntos anteriores no tengan sentido o no tengamos la fuerza y la determinación para aplicarlos. Para evolucionar hacia un sano cuidado de nosotras mismas, y una madura madre interior, primero necesitamos sanar las heridas aún abiertas con nuestra propia madre. Necesitamos descubrir la frase que está a la base de la herida personal, para consolidar una nueva información en que nos descubramos a nosotras mismas sanas, salvajes y sabias.
9. Viajar sola:
Esta última práctica viene a traer a la mesa el hecho de que necesitamos proponernos desafíos grandes que nos lleven a poner a prueba todo lo cultivado con anterioridad. Cuando salimos del espacio conocido, para ir hacia un lugar que nos hará sentir incómodas, fortalecemos nuestra capacidad de desenvolvernos sabiamente. Tomando decisiones desde la madurez emocional frente a los pequeños desafíos cotidianos del viaje, y entonces la vida nos sorprenderá gratamente. Puesto que, nos daremos cuanta que podemos cuidar de nosotras mismas, de una manera que hasta ahora no imaginábamos.
Como dice Nuestra amada Ancestra guía Clarissa Pinkola Estés “Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al bosque jamás ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás”.
¿Qué otras formas simples y efectivas de maternarte a ti misma practicas en el día a día? Te leo en los comentarios.
Con amor inmenso, Ximena
7 comentarios en «9 Hábitos y rituales cotidianos para maternarte a ti misma»
Ximena, has descrito lo que me sucede, la ira ha salido como volcán sin control y realmente pega en un solo lugar… Necesito saber cómo contactar contigo. Gracias
Hola Alejandra, gracias por compartirnos tu sentir, puedes escribirnos a apoyo@cantarosagrado.cl
Un abrazo inmenso
Amo tu sabiduría y entrega .
Ya quiero acompañarme de ti
Hola Ximena! Para mí es importantísimo el hacer deporte diario y la comida sana. Gracias por todo lo que nos das!
Querida Emma, gracias a ti por leer y compartirte, un abrazo inmenso
Hola Ximena! Qué razón poner en práctica la conciencia de cuidar de una misma!
Preciosos y útiles consejos, para situarme en la realidad cotidiana del mundo (que muchas veces nos reconduce para dejarnos para el final) y recordarme mi condición sagrada y espiritual con mi naturaleza propia y con la que me rodea.
Otro hábito que práctico es danzar en el sentido de darle todo el espacio a mi cuerpo, dejar que mi mente vuele y sentir el movimiento y la expresión que van surgiendo desde los latidos de mi corazón del fondo de mi pecho, canal de las emociones que aparezcan.
También me gusta celebrar las etapas de la Rueda de la Luz, me reconectan con el ritmo de la vida, la naturaleza, los planetas, el universo entero.
Gracias por compartir querida Saura, un abrazo inmenso!!!!