Marcar límites saludables es una de las tareas más difíciles del automaternaje. Requiere que asumamos toda nuestra fuerza y poder al defender nuestro espacio y quienes somos.
Clarissa Pinkola Estés nos plantea que necesitamos asumir las cualidades de vehemencia, intrepidez y fiereza. Son estas mismas cualidades, las que nos llevarán a marcar nuestros límites saludables en el interior de una cultura que muchas veces nos oprime.
Si bien cuando somos pequeñas eventualmente nos enseñan formas de cuidar de nosotras mismas, cuando somos adultas tenemos ciertas dificultades en aplicar la demarcación del territorio personal. No siempre recibimos un legado que nos muestra como ser adultas asertivas que marcan sus límites con claridad. Por lo que nos sentimos culpables o malas personas cada vez que damos un NO a algo o alguien que no está en sintonía con nuestro ser.
La demarcación de límites saludables es algo que se aprende inicialmente con la madre, haciendo una demarcación tanto física como energética de ella.
Necesitamos desarrollar internamente la capacidad de decirle NO a mamá. Incorporando la idea de que “aquí terminas tú mamá y aquí empiezo yo”, “estos son mis pensamientos y sentimientos y esos otros son los tuyos”.
Cuando somos bebés estamos en una simbiosis materna. Todo lo que siente mamá lo interpretamos como nuestro. Sus pensamientos y sentimientos pasan a ser personales y no hay distinción alguna por parte del bebé que somos. Ella es el gran filtro a partir del cual sentimos y experimentamos la existencia por primera vez. Si mamá la siente como un lugar amenazante, esto quedará a la base de mi sentir durante toda la vida.
Luego de nuestro nacimiento y acontecidos ocho meses, la simbiosis materna comienza su finalización. El bebé se reconoce como alguien separado de mamá. Sin embargo, si la madre no permite que esta separación natural comience a ocurrir, será para proyectar todas sus necesidades emocionales sobre la hija o hijo que se encuentra esperando.
Separarnos de mamá no solo ocurre en ese momento, sino que mamá e hija/o se separan progresivamente hasta la etapa adulta. Tanto para que mamá quede libre de su misión en la maternidad, como para que la hija o hijo pueda encontrar su identidad y realizar su vida.
Si nos relacionamos simbióticamente con mamá. En que cada una depende de la otra. Necesito su aprobación para ser yo misma. Estoy volcada con mi ser hacia ella para maternarla y cuidarla. Entonces mis límites se mantienen difusos. Si es tu caso te pregunto ¿qué tan bien te sientes marcando límites en las diferentes áreas de la vida?
Por lo tanto, antes de mirar los límites que somos capaces de marcar con las demás personas, es sumamente importante marcar límites con mamá. De forma que la culpa que aparece al mirar nuestra propia vida, pueda disminuir hasta desaparecer.
Si al marcar tus límites y sacar la voz con lo que es importante para ti, te sientes incómoda con aquello que los demás puedan pensar de ti o aparece el miedo a ser rechazada, créeme que lo más importante hoy es la preciada relación que cultivas contigo misma, siendo fiel a tus reales necesidades emocionales.
Imagina a tu corazón como tu niña interna diciéndote – no deseo vincularme con estas personas con las que me siento no escuchada ni respetada– y tú le dijeras – iremos de todas maneras, ya que lo que sientes no es tan importante, eres una exagerada-. Entonces la niña se pondría triste, y cada vez que le dijeras que sus sentimientos no son importantes, entonces ella se cerraría un poco más a ti.
Así es como progresivamente vamos marchitando la relación que tenemos con nosotras mismas. Ya sea con nuestras partes más sensibles y vulnerables o con nuestras partes más poderosas y sabias.
No marcar un límite que si resulta importante es una pequeña traición hacia nuestro corazón. Te invito a que puedas decir que no a aquello que te saca de tu sintonía y coherencia.
Por el contrario, marcar ese límite, fortalece nuestro carácter y nos crea una sintonía personal que cada vez nos lleva a sentirnos mejor con nosotras mismas y con la mujer en la que nos estamos convirtiendo.
Cada vez que seas capaz de marcar límites que son importantes para ti, felicítate a ti misma y celebra aquello que has podido realizar. Seguramente has debido realizar mucho trabajo personal para llegar hasta aquí.
Cada vez que otra mujer marque límites que son importantes para ella celébralo también, pues todas estamos en esta tarea de hacer espacio para crear día a día nuestra vida. Muchas veces, decir NO a los demás es decirnos SÍ a nosotras mismas.
Con inmenso amor, Ximena.