Ayer 20 de junio se celebró el día del padre en Chile. Nuestro padre, tan clave de tomar en el corazón, como forma de abrir las alas para volar, tener firmeza en las raíces y presentarse ante el mundo con ímpetu y seguridad de quien se es.
Tomar el padre en el corazón es una tarea esencial de nuestro camino curativo como mujeres. Esto refiere a decirle internamente: sí, tú eres mi padre, y te reconozco como tal. De esta forma abrimos el corazón a él y le hacemos espacio.
Por esto les comparto este hermoso escrito de Bert Hellinger, que me remueve hasta los huesos. Que sea de gran ayuda e inspiración.
CARTA DE BERT HELLINGER A SU PAPÁ
Querido papá:
Tanto tiempo no supe lo que me faltaba en lo más íntimo. Tanto tiempo estuviste tú, querido papá, desterrado de mi corazón. Tanto tiempo fuiste como un simpatizante más, que ignoré, porque mi mirada se mantenía dirigida hacia algo distinto, hacia algo mayor, así es como me lo imaginaba.
De pronto regresaste a mí desde la lejanía, porque mi mujer Sophie te llamó. Ella te vio y tú hablaste conmigo a través de ella. Cuando pienso lo mucho que, tantas veces, me consideré superior a ti, lo mucho que también te temí, porque a menudo me golpeaste dolorosamente; y lo mucho que te desterré de mi corazón. Sí, tuve que desterrarte, porque mi madre se interpuso, entonces siento hasta ahora, en lo vacío y solitario que me había convertido, encontrándome apartado de la vida plena.
Pero ahora regresaste a mí de muy lejos, cariñosamente y desde la distancia, sin intervenir en mi vida.
Tan sólo hasta ahora comienzo a captar, que fuiste tú, quien día a día aseguró nuestra supervivencia, sin que hayamos sentido en el fondo, cuánto amor se desbordó de ti hacia nosotros, siempre de la misma manera, siempre en vista de nuestro bienestar y, no obstante, como excluido de nuestros corazones.
¿Alguna vez te hemos dicho lo fantástico que fuiste como nuestro padre? La soledad te rondó y permaneciste cuidadoso y cariñoso al servicio de nuestra vida y de nuestro futuro. Nosotros lo tomamos como natural, sin valorar jamás, lo que para te exigía. Ahora me brotan las lágrimas, querido papá.
Me inclino ante tu grandeza y te tomo en mi corazón. Tanto tiempo estuviste como excluido de él. Tan vacío se encontraba sin ti. También ahora te mantienes a cierta distancia, en forma amable, sin esperar algo de mí que quite algo de tu grandeza y tu dignidad.
Tú sigues siendo el grande como mi Padre, y yo te tomo y todo aquello que te debo, como el hijo por ti amado.
Querido papá, Tu Toni* (Así le llamaban a Bert Hellinger como niño en casa).
Si nace desde tu corazón te invito a escribir por ti misma una carta a tu padre y guardarla en un lugar especial. Probablemente en el futuro la encuentres y descubras algo esencial para ti.
Con amor
Ximena