Sanar la niña interna es reparar nuestra experiencia infantil considerando los diez primeros años de vida. De no hacer este trabajo terapéutico, la niña puede llegar a dirigir nuestras reacciones emocionales e influenciar las decisiones de vida.
La niña interna conlleva la forma en que aprendimos a ver y responder al mundo cuando éramos pequeñas. Así también, las primeras corazas protectoras que debimos construirnos para protegernos del mundo cuando no teníamos herramientas emocionales suficientemente maduras para afrontarlo, y cuando no se tuvo la adecuada protección y contención externa de madre y padre.
Nuestra parte infantil aprendió a refugiarse del mundo en sus propias corazas invisibles. Creando una gruesa capa de protección sostenida hasta etapas avanzadas de la vida.
“Cuando éramos niños, necesitábamos protegernos del dolor llenando el vacío con mecanismos de afrontamiento para sobrevivir. Ahora, como adultos, sentir el dolor plenamente es justo lo que se necesita para transformarlo. En otras palabras, como niños, el vacío de la herida con la madre, se sentía tal como estar muriendo, pero como adultos, estar presentes a través del dolor de la herida materna, sin evadirlo, es necesario para aprender a vivir verdaderamente”. Bethany Webster
Es por ello que, la niña interna tiene una herida matriz; la primera herida de no sentirse amada o digna de vivir en este mundo, la herida de sentirse separada y sola, sin nadie en quien confiar.
Esto más tarde reaparece una y otra vez, como fantasma entre nuestros vínculos para recordarnos que hay algo importante de lo cual no nos hemos hecho cargo. La mayoría de las veces una herida de la niña interna, reaparece en las relaciones de pareja y nos vemos reclamando al otro cubrir necesidades que antaño no fueron satisfechas, principalmente de afecto, protección y atención, terminando por demandar más de lo que humanamente una pareja puede dar.
Así también, la herida reaparece cuando las personas miran a los ojos a sus propios hijos pequeños, viendo en ellos un estado anterior de sí mismos.
No obstante, cuando hablamos de heridas de la niña interna debemos saber que hay diferentes dimensiones de esta. Si bien hay situaciones de indiferencia en la infancia que se van reacomodando como parte natural de la evolución personal, hay otras dimensiones de la herida que requieren un proceso curativo y un acompañamiento terapéutico de calidad que permita reconciliarme con esta parte de la historia. Por ejemplo experiencias maltratadoras y abusivas.
Cuando la herida matriz de la niña interior implica experiencias traumáticas, que corrompieron la integridad, es importante que incluso siendo adultas, y aun habiendo pasado muchas décadas tras una infancia que dolió, se pueda tomar acción y acceder a un proceso terapéutico de calidad y significado con un profesional preparado.
De lo contrario el ser sigue interiormente quebrado, una parte puede seguir relacionándose semi normal con el mundo, sin embargo, la otra parte continúa encapsulando la herida, conteniendo una fuerza que moviliza hacia malas decisiones de la vida y relaciones tormentosas.
Es por ello que, para llegar a habitar la grandeza personal es clave reparar, resignificar, reconciliar, reacomodar, confiar nuevamente en la madre vida, sanar la herida con la madre y reconocer una nueva forma de ser hija.
Sin embargo, la niña interna no solo implica dolor infantil, también se relaciona con todas las potencialidades creativas del ser adulto, desde un estado constante que invita a descubrir el mundo con curiosidad y asombro.
Por lo que, es clave que esta parte del ser reciba alimento y se mantenga viva, de lo contrario la forma de ver el mundo envejece demasiado pronto, dando lugar a adultos apáticos, controladores o incluso grises.
Tras la herida primigenia, podemos encontrar un sin fin de cualidades que nos permite ver y percibir el mundo con una actitud constante de aprendizaje y descubrimiento, con la liviandad de que siempre se será aprendiz. Es un saber que jamás terminamos de conocer lo nuevo y todas las experiencias pueden ser una posibilidad de impregnarse de algo novedoso.
Nuestras tareas cruciales con este arquetipo son: reparar las heridas abiertas del pasado, principalmente con padre y madre, reconociendo la propia herida matriz. Y por supuesto, encargarnos de mantener viva la esencia y chispa creativa de la niña interna, descubriendo con nuevos ojos el mundo cada día.
Espero que encuentres un camino óptimo para mirar a los ojos de tu niña interna y reconozcas los pasos necesarios que dar de aquí en adelante en tu camino curativo.
Te comparto una serie de tareas con tu niña interna:
- Busca y recorre con tu mirada fotografías del pasado. Observa tus expresiones, postura corporal y observa como te relacionabas con los adultos que estaban contigo. Principalmente, siente a esa niña del pasado a través de las fotos. Si no tienes fotos, cierra los ojos y visualiza a esa niña interna en frente de ti.
- Escríbele una carta a tu niña interna, puede ser una carta escrita desde tu “yo adulto” a tu “yo infantil”.
- Cada día dedica mínimo 20 minutos a dar vida a tu niña interna: pon música, canta, baila, juega si tienes hijos pequeños pinta, moldea, crea, dale alimento a tu ser creativo con ellos. No dejes que muera.
- Recuerda un sueño infantil y realízalo.
- Sorpréndete a ti misma, descubre el nuevo camino para llegar al mismo lugar o una nueva forma de hacer las mismas cosas. Mantente muy despierta ante el detrimento que deja la rutina.
- IMPORTANTE: En caso de heridas profundas del pasado, busca ayuda terapéutica profesional de calidad.
La Niña interna
Espera en algún lugar del corazón
Allí sentada donde la dejaste ayer
Esperando a que un día puedas recordarla,
mirarla, abrazarla muy cerca de ti misma.
Ella trae resabios del pasado
Sabor a la historia de la infancia
Aroma a recuerdos de crianza
Y ella nada olvida
Ella desea ser atesorada
Como una imagen antigua guardada sin notarlo.
A veces sale a la luz y quiere realizar los juegos que no alcanzó a terminar
A veces sale a la luz y trae una carga de tristeza inmensa
Y hasta toma el timón de la vida
Y apenas nos distraemos nos dirige sin darnos cuenta
La adulta cede el espacio a la voz de la niña
Y entonces ella reclama lo que antes no supo como expresar
Necesitamos estar despiertas ante la aparición de sus heridas
Que pueden terminar por carcomer y boicotear el camino de la adulta
Por eso precisamos mirarla una vez más,
hasta comprender lo que del pasado quedó inconcluso para ella
¿Cuál necesidad de la niña interna no fue consumada?
Allí está la respuesta que tanto buscabas.
Con amor infinito
Ximena
4 comentarios en «Sanar la niña interior»
Wow Nohemí gracias por tu compartir amoroso sabio y abundante que gran regalo ❣️
Gracias por leerme ❤
Gracias Bella Nohemi, tus reflexiones sabias y profundas siempre un aporte en movimiento.
Querida Alejandra, gracias a ti por leerme! un abrazo!